Decíamos en el artículo anterior que la ética es una moral con sentido de evolución. Con sentido de progreso. Y, justamente, leyendo sobre biología, hemos dado con la explicación y reafirmación de esa nuestra idea: la moral tiende a cohesionar y fijar los grupos humanos, la ética a ayudarles evolucionar hacia un comportamiento más adecuado a su mayor desarrollo cerebral.
¿Es esto un concepto literario o psicológico simplemente para fijar conceptos? No. Esta afirmación está basada en investigaciones biológicas que nos permiten deducirlo.
En biología:
Paso a explicar: según dicen los biólogos, la evolución de la vida se puede asimilar al “desarrollo progresivo del sistema nervioso y de los órganos sensoriales”, “El desarrollo del sistema nervioso y su corolario, el incremento del psiquismo se encuentran en todos los grupos en todos los niveles de la clasificación de las especies.” “Se podría decir, simplificando al máximo, que la macroevolución no es más que una especialización hacia el psiquismo” (Citas de Jacques Ruffié - “De la Biología a la Cultura” - Muchnik Editores).
Es decir, que los millones de siglos de evolución de los animales del planeta se han definido así. Esto han hecho desde los más ínfimos unicelulares, pasando por los moluscos (del caracol o el limaco —más antiguo en la evolución— hasta las sepias y pulpos —más recientes), los artrópodos (que culminan en sistemas nerviosos que les permiten asociaciones complejas como abejas u hormigas), vertebrados (del pez al batracio se desarrolla mucho más el cerebro), reptiles, aves y mamíferos (culminando en el mono y el ser humano). O sea que la Vida, la Naturaleza, la misteriosa Evolución es la que nos impulsa a desarrollar cada vez más nuestro cerebro y nuestras relaciones sociales.
Nos desarrollamos hacia la empatía, la construcción social, que es la finalidad de esa evolución. Sus antónimos… no lo son.
A partir de aquí, ya podemos avanzar hasta una dimensión ética acerca de dos comportamientos humanos contrapuestos: el egoísmo y la empatía: La segunda es más ética que el primero: ¿Por qué? Porque responde al mensaje evolutivo vital que compartimos con todos los seres vivientes de la tierra. Sólo eso. El primero, responde a los impulsos que derivan la parte del cerebro más primitivo, que compartimos con reptiles y animales. Las otras, las hemos ido incorporando para ir, lentamente, prosiguiendo en nuestra evolución.
Esto nos lleva a otra afirmación más poderosa aún y seguramente más conflictiva: aunque sea acometido en grupos organizados, el egoísmo, base psicológica del sistema capitalista, en el que se basan sus “leyes”… representa la parte menos evolucionada de nuestro sistema nervioso. Surge de nuestro cerebro más “animal”, más antiguo, menos evolucionado. He aquí lo que diferencia —en lo profundo y en lo político— la izquierda de la derecha. Los impulsos más primarios son los que estimula habitualmente la derecha: el miedo, la agresividad, la irritación, el odio. Miedo al de fuera, al distinto, al de otra cultura, forma o color. Se basa en realidades: nuestro cerebro más primitivo siente ese miedo. Pero nuestros lóbulos frontales lo superan creyendo y propagando los mensajes de igualdad y de integración. Eso es no sólo progreso, sino evolución. La Evolución.
El sistema económico
En el sistema capitalista cada individuo en particular pondrá todo su cuidado en buscar la mejor manera de invertir su capital. Lo hace por su propio interés, no el de la sociedad; pero estos mismos esfuerzos le llevan a ser útil a la sociedad, según Adam Smith. Y aparece la “mano invisible” que “regula el mercado”, balanceando los intereses egoístas de cada participante en él. O sea, se basa en el egoísmo. Como un país que basara su crecimiento en las conquistas de sus barones más agresivos que, anexionando otros territorios, lo hicieran así más grande. Las empresas., igual. Se basan en el anhelo de riqueza de sus ejecutivos para que las hagan crecer. Estimulan su egoísmo con comisiones para que luchen por “su” comunidad.
Tácticas de guerra. Tácticas de destrucción. Lo podemos notar en la tierra, el clima, en que hemos construido sociedades en las que cada 4 segundos hay un suicidio, en la desocupación que crea la desidia adolescente… Tenemos un sistema basado en nuestros impulsos más primitivos y menos evolucionados. Y así nos va. Los valores que lo sustentan –y se reproducen en cada uno- son exactamente así.
Mueren ahogados miles de emigrantes en el Mediterráneo, miles de personas son asesinadas en América Latina y bombardeadas en Medio Oriente, o mueren de hambre en África… O alguien no tiene techo en la esquina de tu casa. Algunos lo sienten en sus carnes como propio: se desesperan al pensarlo. Otros, dicen: no tiene nada que ver conmigo y se ríen. El paro juvenil desespera a millones de jóvenes. Algunos se ríen y dicen “que se jodan” (caso diputada del PP). Pero hay quienes lo sienten como propio porque tienen a capacidad empática de ponerse en el lugar del otro y de imaginar cómo él se sentiría. Por esto es importante que se estudie literatura, teatro y filosofía en las escuelas. Porque son las materias que nos permiten ser empáticos y avanzar en la evolución de la vida. Sólo eso.
En psicología, uno de los antónimos de empático es psicópata. Sólo con esto podemos darnos cuenta de la carga anti-evolución que conlleva nuestro sistema, basado en el egoísmo. Estamos viviendo y creando y apoyando la involución del ser humano.
En política:
A veces, la gente se pregunta por qué parece haber dos grandes partidos, siempre, que se disputan el poder. Demócratas y republicanos, franquistas y socialistas… derechas e izquierdas. La respuesta, ahora, es más evidente: representan las dos tendencias básicas de lo vital. Wilhelm Reich los definía como seres pro-vida y anti-vida. (Curiosamente, ahora los anti-vida han robado el nombre de pro-vida a los que están realmente a favor de la evolución de la Vida. Es parte del Gran Saqueo de Palabras que ha realizado la derecha.
Analizad los argumentos que esgrimen los partidos de derecha: miedo (a los robos, la inseguridad, la invasión de los “otros”, al cambio), odio (a los extranjeros, los diferentes), agresividad (permiso de portar armas, caza deportiva), Por lo general, las personas que centran su actividad en empresas de juegos de azar, apuestas, pornografía… son de derechas) (sus clientes, no).
Analizad los argumentos que esgrime la “izquierda”, que la derecha tilda de “buenistas” para ridiculizarlos: mejorar las condiciones de los menos favorecidos, redistribuir la riqueza, educación para todos, igualdad de oportunidades, limitar los beneficios del capital, ser ecológicos, cuidar el planeta… Son conceptos que han requerido un pensamiento más evolucionado que aquel del animal solo decidido a satisfacer sus deseos.
Los que se aferran a su cerebro reptiliano actúan como un animal temeroso, sintiéndose en una selva llena de peligros. Los otros, no. Actúan como si lo que creen que debería ser, ya fuera. A veces, muchas, se equivocan. Pero seguro que un día será.
En educación:
La educación servirá a sus hijos para ocupar sus puestos en la primera fila del combate por los dineros. Son educados como señores de la guerra, lejos de los sentimientos. Han de ser los mejores y más duros para adjudicarse los más grandes triunfos e infligir las mayores derrotas a los “otros”. Se centrará en cosas prácticas, que den dinero, que permitan vencer. Las ramas del conocimiento prácticas se estudiarán lo más perfectamente posible. Las “humanísticas”, se mirarán con cierto desprecio. Se les formará con “coaching”, para que “alcancen sus metas”. Allí aprenderán cómo robar los grandes avances que han realizado los grandes hombres de las ciencias y las artes para poderlos utilizar en sus mezquinas aventuras egoístas.
Los valores sociales:
Ya queda dicho: serán los que estimulen el egoísmo y el triunfo individual. Se nos pondrán ejemplos individuales para que millones de seres desarrollen su ambición y, para emularlos, dediquen fuerzas, energía y talento en llegar a ser como los números uno que pululan en los medios. Lástima que por cada actor famoso de Hollywood debe haber millones que no han llegado. Son los que trabajan casi gratis en los teatros del mundo. O se dedican a otra cosa. Por cada cantante o grupo que triunfa, solo hay que preguntar a los representantes cuántos se les presentan. Lo mismo los escritores: por veinte autores famosos en el mundo… ¿cuántos millones hay que trajinan sus ilusiones? Solo en España, se editan 6.700 libros cada semana. De ellos, habrá 6.680 que no llegarán a los 20 más vendidos. De los 9.000 actores sindicados, el 57% no trabajaba. Y de los que trabajan, más del 50% cobran menos de 300€ anuales. Imagínate Broadway… El caso de las zanahorias y el burro en todo su esplendor.
La publicidad se encarga de hacernos vibrar con sus llamadas a ser ricos y poderosos, como lo son el 2 o 3% de los habitantes. Y así, vivimos persiguiendo ese sueño, tratando de hacer todas las trampas posibles y pagando las consecuencias.
En definitiva:
La ética y la moral se diferencian porque deben nombrar dos hechos diferentes.
La moral crea el mantenimiento y cohesión de un grupo y refiere sus reglas. Pero queda claro que lo que es moral, puede no ser ético.
La ética nombra el conjunto de normas que tienden a afirmar y hacer progresar la evolución del ser humano como tal. La ética puede no tender a la conservación de la cohesión de un grupo humano. Antes bien, se está constantemente preguntando sobre la utilidad evolutiva de ese grupo, y tiende a proponer cambiar las cosas que no se adaptan a ella. La moral produce estabilidad. La ética produce movimiento.
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