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El Papa y el aborto

El papa Francisco compara el aborto con «contratar a un sicario para resolver el problema»

El papa Francisco condenó la interrupción del embarazo y lo comparó con quien contrata «un sicario para resolver un problema», durante su catequesis celebrada en la Plaza de San Pedro.
El papa Francisco reflexionó sobre el quinto mandamiento: «No Matarás» y entonces condenó la «supresión de la vida humana en el seno materno en nombre de la salvaguardia de otros derechos».
«¿Pero cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su inicio?», preguntó. Y agregó: ¿«Es justo suprimir una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo contratar un sicario para resolver un problema? ¡No, no se puede!».
Criticó «que los padres, en estos casos dramáticos, necesitan una verdadera cercanía, de verdadera solidaridad, para afrontar la realidad superando los comprensibles miedos y que, sin embargo, lo que reciben son rápidos consejos para interrumpir el embarazo».
La Sexta, 10-10-2018

Una vez más el Sr Bergoglio nos obsequia con uno de sus macabros pensamientos: «para mí, el aborto es una salida a problemas para los que las personas humanas no encuentran solución».
Hablar de la «supresión de la vida humana inocente e indefensa» es un siniestro juego de palabras. Nadie ha demostrado hasta hoy que los proyectos de vida sean seres completos. Y la teoría de que ya tienen alma tampoco ha sido demostrada jamas ni parece que vaya a serlo. ¿Que fue de los niños de Jericó y los de Sodoma y Gomorra?. ¿Y lo de Béziers? (el cronista cisterciense Cessari d’0Heiterbach de la cruzada contra los Cátaros, puso en boca del legado papal Arnau d’Amaurí en el momento de ordenar la entrada en Béziers: «Matadlos a todos, y dios, después, ya sabrá conocer a los suyos»). ¿Y de los asesinados en las cruzadas contra el Islam o los propios de la cruzada de los niños (mueren mas de 10 000 niños en el viaje y unos 2000 son vendidos como esclavos)? ¿Y si reflexionamos sobre el genocidio de los nativos de Sudamérica, durante la «evangelización», donde murieron más de un millón de personas, muchos de ellos niños y mujeres embarazadas? Este tema en España aún es tabú, pero empieza a despertar ante las documentadas denuncias de sus descendientes. ¿Y los asesinados en la guerra de los Balcanes, con sacerdotes bendiciendo las tropas de ambos bandos? ¿Y qué decir de la Inquisición, con sus asesinatos de «brujas» —algunas de ellas embarazadas— en las largas e ignominiosas sesiones de tortura? ¿Y de los menores herejes, hecho siempre por el «brazo secular», verdadero sicario al servicio de la iglesia católica?.
En fin, podríamos seguir así hasta la náusea, pero por hoy lo dejaremos aquí.
Por cierto y hablando de niños, ¿por qué ese dios tan pregonadamente misericordioso sigue castigando a todos los recién nacidos humanos por una presunta gilipollez cometida por unos sapiens llamados Adán y Eva? —lo que no parece demostrado hoy por hoy, con el tiempo que han tenido para estudiar el tema— ¿Quién castigaría hoy en día a un niño por el delito de su padre, o de su abuelo, o de su tataratatarabuelo?

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